El cielo espera
que su delgada lluvia
contagie el amor.
El día empieza
cuando la luna y el río
se vuelven uno.
Basta que alguien
me piense un ratito
para ser huella.
El río trajo hoy
entre sus tantas piedras
melodía y alma.
Noche de luna,
mientras miro el río.
Dolor y fuga.
Las añoranzas
son como aquellas vías
que se disipan.
Gervasio Magno
