“El candombe es uno de los toques más guerreros africanos”

Entrevista a Victoria Silva Rodríguez |

por Fany Postan |

Al son de los tambores se están escuchando voces que apenas eran perceptibles entre los ruidos diurnos de la ciudad. A la luz de la luna suenan cada vez más fuerte de un lado y otro del Uruguay. La danza con-mueve al río.

Victoria es bailarina de candombe, folklore y tango. Nació en esta ciudad, Concordia; su madre y su padre son de Uruguay. Coordina el cuerpo de baile de candombe que se presentará en la gala de la Revolución de Mayo, la noche del martes 24 en el Odeón. Días antes, el 21 de mayo, se celebró el Día de lxs afroentrerrianxs y la Cultura afrolitoraleña, por segunda vez desde la sanción de la Ley 10.884 por la Legislatura de la Provincia de Entre Ríos en 2021. En este contexto de visibilización de la cultura afro en la región, con un movimiento candombero que crece, con el puente entre Concordia y Salto abierto, conversamos con Victoria sobre el toque del candombe, su danza, las raíces afro y el racismo que persiste aunque insistan en negarlo.

Le pregunto por sus inicios en candombe. Me cuenta que tomó un taller con Silvina Gómez, música de aquí que actualmente vive en Uruguay. Fueron varias las personas que participaron y hoy están haciendo candombe en la ciudad y en Buenos Aires. “Yo venía con el candombe en mi raíz, porque mi papá es uruguayo de Montevideo y mi mamá uruguaya de Paysandú”. Comenzó tocando en Concordia, pero fue luego en Buenos Aires donde se interesó por la corporalidad del candombe, y más luego fue coreógrafa y docente en comparsas de aquella ciudad.

Me intereso por ese vínculo familiar y le pregunto si el candombe puede ser un canal de unión con Uruguay. Me responde que sí, que de hecho lo es, por la cercanía y el río: “Cuando hay tambores en Uruguay se escuchan acá en Concordia, y te mueve adentro un algo, ¿cómo no vamos a ser tan cercanos si estamos hermanados?”. Y agrega: “Hay gente que a Uruguay lo ve como a kilómetros de distancia, el uruguayo por un lado y el argentino por el otro, pero la región no dice lo mismo.” Me cuenta que hay muchas personas yendo y viniendo a tocar, ahora que se habilitó la aduana para pasar, y que en Salto les esperan. “Allá hay una cultura de comparsa con todo lo que es una comparsa: los trofeos, las banderas, el cuerpo de baile, las mamás viejas, el escobero, el gramillero, las vedettes, las destaque… todo tiene su lugar”. Esa influencia, dice, movió a la gente de acá: “el ir, viajar, participar, volver y querer meterle a Concordia con fuerza candombera.”

Desde la Dirección de Cultura convocaron a Nacho Monná, de La Cigarrera, para hacer la puesta en escena de la gala del 25 de Mayo. Victoria Rodríguez Silva será la encargada del cuerpo de baile de candombe: “Va a ser un recorrido que reivindique este lugar afro de la sociedad argentina, que fue tanto tiempo invisibilizado, que genere un corte con el discurso escolar del negro relegado a vender empanadas, mazamorra y velas, representado con el corchito quemado”. “El tema de la raíz afro lo tengo muy ligado a mi realidad: mi hija es morena” – dice. “Tengo una pelea constante, continua… acompaño como puedo desde mi color”. “¿Y qué pasa con el color?”, se pregunta. Acordamos en la poca conciencia que tenemos como sociedad de nuestras raíces africanas, a pesar de los rasgos físicos e identitarios. “Aquí no participan de ninguna movida cultural”, agrega.

“El candombe combina con todo, si estás para atrás, si estás para adelante”

“Hay un paso básico:” – y con esto dice ser incisiva en sus clases – “una clave, que son cuatro compases, tiene cuatro pasos, uno por compás”. Y continúa: “Cada tambor está representado en el cuerpo de alguna manera: el tambor piano, que es el que te lleva a la tierra, es la base, está en los pies; el chico está todo el tiempo en el aire entonces se representa más en la parte de arriba, en los hombros y brazos; el repique es el que más juega dentro de una métrica (…) Hay una estructura de ‘acá hablo, acá hago madera, acá hago base’, el tambor bien tocado debe tener esa estructura de ‘conversa’, y eso se representa más en la cadera, pero parte del centro.”

“El candombe es uno de los toques más guerreros africanos” – dice Victoria, y refiere que en África los toques están más ligados a la naturaleza, la siembra, la cosecha, el agua, el aire. Pero el candombe se liga a la resistencia, “a la necesidad de tener un momento dentro de esa esclavitud para ese desenfreno de querer estar libres”. Eso se resignifica hoy: “Creo que si no tenés la necesidad tuya corporal de bailar el candombe para resistir a tu día a día, a tu vida, a las cosas que te pasan, me parece que es difícil bailar. La interpretación es completa”. Y concluye: “Todo combina con el candombe, si estás para atrás, si estás para adelante… el arte te abraza en eso que una tiene ganas de resignificar”.

Cuando le pregunto por el vínculo entre el candombe y la espiritualidad, me responde: “Si el candombe tiene raíz afro, no queda otra que sea de raíz espiritual”. “Yo lo ligo a mí y a mi gente: si estoy con vos tocando y bailando, es con vos y conmigo… Primero conmigo, me siento bien en esto de ejecutar una danza presente”. Le pregunto por la danza de procesión y me cuenta que a veces son diez cuadras bailando y que en la repetición se hace mantra: “llegás a estados de vibración en los que te atraviesan otras cosas y podés escuchar que el tambor habla, está vivo”.

Coincidimos en que la movida del candombe está creciendo cada vez más en Concordia. Ella cree que va “por buen camino”: “En un momento me acuerdo que había una comparsa, te relacionabas con la gente de ese espacio o no entrabas. Ahora hay un montón de otras opciones donde podés ir y venir como vos quieras, si te lo permitís dentro de las grupalidades.”

 Actualmente Victoria da clases de candombe en la Cigarrera, en el “Club del tango” con Gustavo Castro, y de folklore con Soledad Ciliberto también en el “Club del tango”.