Podría escucharlos, y no
sólo los oigo
es una decisión;
desde acá puedo
oírlos
pero no voy a escucharlos
para eso, pensaré en voz alta
esto, sencillamente,
que oírlos, puedo
pero que ¡no los voy a escuchar!
así voy a pensar,
en voz: ¡AltA!
para que no se alimenten
no acá
no ahora
que los oigo, que podría escucharlos, pero no
miro la luna desde el techo
oigo roer abajo
a los dueños de la casa.
Hernán Lasque
