Vas a cantar un río
un canto azul
una sanación
un suceso del tiempo umbilical
un olvidado olor a hierba dulce y cedro
una palabra a cielo abierto,
parecida al silencio que distingue cuántos pájaros
un camino, una forma para hacerse, para crearse
una cálida sensación,
astillas del aire en el aire, chispeando,
vas respirar cada una
vas a oler el blando corazón de la piedra
acabará el interminable sonido
el murmullo de todas las voces del mundo y los siglos,
el baile al pie de los párpados
esos que devolvieron sus ojos al otro lado
el llanto monosilábico
aprenderás
del grillo de las cavernas
ahora que has bajado del árbol
y que la dulce dentellada
ha devorado la carne en la que flotabas
arrasado.
Hernán Lasque
