Un concepto central en la filosofía de Martin Heidegger (filósofo alemán del siglo XX) es el de Dasein. Utiliza este término para referirse al ser humano. El ser humano es Dasein. Dasein quiere decir, en su traducción, “existencia”. Entonces, el Dasein es la forma específica en que el ser humano existe.
¿En qué consiste lo específico del existir del ser humano? Principalmente, en ser consciente de sí mismx y del mundo que le rodea. En ese ser consciente de unx mismx se incluye el poder actuar sobre sí mismx, construir quién se es voluntariamente, y en el ser consciente del mundo que le rodea, el vincularse con lo que percibe como externo. Ese vincularse puede tener que ver con la relación con el mundo de las cosas, o con las demás personas.
El Dasein es por su vincularse, por su entenderse en relación con lo demás. Se hace consciente de sí mismo al mismo tiempo que es consciente de lo demás que hay. Es decir, se comprende a sí mismo, comprende el sentido del mundo, por aquello que le resulta ajeno. Y es que a su vez, el Dasein es cuidado. Al Dasein lo otro le preocupa, está siempre pendiente del mundo externo, siempre tiene una proyección hacia él: lo piensa, lo siente, lo imagina. Unx mismx se destina, es hacia el futuro. Y el futuro siempre es lo extraño, lo por descubrir.
Hablemos de descubrir al otro ser humano, y en otra ocasión hablaremos del descubrir al mundo de las cosas, también partiendo desde Heidegger. ¿Qué es lo que nos permite conectar con las personas? El lenguaje, la comunicación, el diálogo.
El ser humano, al hablar con los demás, aprende de sí mismx mientras aprende de lxs otrxs. Jean Paul Sartre nos dice que la mirada del otro nos objetiviza, somos objeto de sus pensamientos. La percepción que le otrx tiene de nosotrxs nos transforma. De acá lo que decíamos antes, de que somos cuidado. Podemos siquiera pensar en nosotros mismos, en nuestra existencia, porque hay alguien más que nos devuelve su mirada, su idea de nosotros. Le otrx me reconoce como quién soy y como lo que soy cuando me responde. En este ser reconocidx, siento alivio y hay validación de mi ser.
No nos hacemos solxs a nosotrxs mismxs, nos hacemos con lxs otrxs, no sólo a través de lo que decimos con palabras, sino que también con los gestos. No podemos ser plenamente humanxs si nos desentendemos de las personas, porque somos gracias a ellas, nos hacemos con ellas. Creamos una realidad con sentido por nuestro intercambiar.
Entonces, el diálogo implica la doble dimensión humana, la de la intimidad y la del mundo.
En este ser con otrxs, cabe la responsabilidad de relacionarme teniendo en cuenta cuán de importantes son lxs demxs para mí, y cuánto nos influye a ambos el trato compartido. Sentir, ser consciente, de la realidad que mis palabras pueden crear. En el accionar, correrme del solipsismo (sólo yo soy, sólo yo existo), conectando con maneras de ser que se correspondan más con la realidad del Dasein, la de ser con otrxs en constante e inherente cuidado y compromiso.
Rocío Almeida