hoy te entregué al río
tu espíritu de planta
tu mirar de camalote
que se nace, siempre,
con la perfección de lo que existe
de lo que está presente
lo que se queda
con sus inevitables ausencias
dentro, alguien dijo
‘todos los ríos van al mar’
Me sentí más del río
que nunca
hay algo en esa calma
: hay una casa
una palmada leve, sobre el hombro
un estarse.
La calma, digo
La casa.
Sin lo impredecible del mar
Entonces el caudal del río llevaba mi nombre
y mi nombre nombró a tu nombre
Vi levantarse desde las ondas
el fuego que allí plantamos
El caudal del río nombró tu nombre y dijo
raíz, dijo madre, dijo deseo
desterré de la orilla tus pies
blancos y sanos, tus pies
me mostraron cómo
nos sostenemos
de orilla
siempre el río
siempre al río
siempre un irse y también
estarse
.
ya en la casa, el agua de la bañera
llevaba las flores pardas
las ramas oscuras
que había juntado con mi piel
Las vi irse por el drenaje y siento
¡Cómo volvemos al río!
Cuánto no pesan
las flores
que vamos soltando
Ce
