sobre tus gritos
te fregabas las manos
maldecías
el cielo acechaba
la cabeza de tu madre
corría un mediodía
de sol purísimo
donde nada podía ser visto
solo destellos sobre las piedras
el ojo de agua el ojo de gato las sandalias la boca de pez
corría la mujer a encontrarte
a decirte que nada es tan difícil
tan irreductible
que tu debilidad puede ser la fortaleza para un animalito del susto del monte
para decirte que en tus manos hay un secreto hay un poder
para pedirte que juntes las manos
que las lleves encima del corazón
que te acuerdes del sol del calor del sol de las quemaduras del sol
Que respires lento
Que no huyas
Cecilia
