Está parado con el pie izquierdo dentro de una palangana con agua. En la cara puede verse el gesto: aguanta una constante comezón; le pica el tobillo.
A un costado tiene una silla con una toallita colgada en el respaldo. Parado aguanta, o parece aguantar mejor, con el pie en el agua. En la silla se sienta sólo para rascarse. Fuerte. Espera a una persona. Va a transferirle su picazón. Ninguna sensación previa de culpa. Si el otro lo ve, si ve su tobillo izquierdo y cómo él se lo rasca, será liberado del mal que lo aqueja, por contagio, como por un talión.
Contactó por teléfono a esta persona a quien espera. Lo hizo después de leer el llamativo aviso en el diario: escritor falto de inspiración busca historia para escribir. Es la mía, pensó, un escritor con autoestima baja. Lo citó en su casa y allí lo espera. Pata en el agua.
- Ya nada me importaaa (sacude el pie en el agua) ayy… aaaaAAAAyyyYYYAAA! (Brusco, se sienta en la silla y se dobla para rascarse el tobillo que sigue en el agua dentro de la palangana)
– No aguanto más (sentado y rascándose), es escritor parece, se hace el raro, semejante aviso en el diario (repite en tono irónico el aviso): Escritor falto de inspiración busca historia para escribir, temática y género libres. Te voy a dar tema-ti-caaafff pararrascAR!! aaahhhjjjrrr!!! (se rasca y saca la pata del agua y se envuelve en la toallita y lo vuelve a meter y nunca deja que se vea el tobillo. Se para) Justo lo que necesitaba. Quiere escribir y no le sale, pobrecito, Todo-Tu-yo! aaA!! Me CÁgoeneltobillo (Se rasca y se sienta, y se para, le pica, se muerde, no lo soporta, desespera) Es mi salvación, van a ver (no, mira, pero incluye al público). Se le va a meter en la cabeza como a mí, es lo que tiene que pasar. Voy a mostrarle como tengo y voy a rascarme hasta romperme la pierna!!… Le va a dar Asco! Y esa es la misión, dárselo. Ustedes mismos no debieran estar acá (nunca mira más allá de él mismo) no quiero que me vean, sería contagio masivo in situ y estarían en todo su derecho a lincharme aquí mismo. Seguí a mi vecino semanas enteras hasta verle por fin el tobillo y, entonces, como por un talión un perro apareció a mis pies lamiéndomeeee!! (Sacude el pie en el agua y se suelta en el piso a rascarse. Revela algún placer, un goce. Se incorpora aguantando en el gesto la picazón. Enrojece y enseguida vuelve a su incoloro habitual) Me impresionó porque vi que lo hacía constantemente y entonces comencé a seguirlo, a mí vecino, era asqueroso verlo. Invité amigos a mi casa para espiarlo. Él iba a misa los sábados, se quedaba entre las puertas del fondo y se rascaba. Yo, mezclado entre la gente, lo miraba. Y lo hacía sufrir porque no le gustaba que lo vieran rascándose y entonces aguantaba y llegaba a ponerse morado hasta que no podía más y se zambullía a rascarse desaforadamente, BABA le llegaba a caer de la boca. De dónde más si no. Después lo seguía alejándose de las luces del centro. Aparecían los perros sumándose como en procesión, silenciosos, hocico pegado al piso y yo entre ellos y entonces una noche, cuando alcancé a verlo sentado en un banco con la pierna descubierta y los perros lamiéndole ahí, sentí el primer cosquilleo y la asquerosa lengua de un perro en mi pierna. Miré hacia el banco y como por un acto mágico había desaparecido, los perros dormían, sacudí una patada al que tenía prendido y corrí… ¿Quiere una historia para escribir? no puede fallar. Estoy salvado!! Pero está retrasado dos horas, ¿y si no viene??!!
(Nunca ha dejado de aguantar, ni de rascarse. La picazón lo enajena, llega a doblarse entero para aguantarla y hasta a lagrimear. El escritor del aviso nunca llega. Es el final y empuja con el pie la palangana quedando al descubierto su tobillo absolutamente sano. Se lo mira, se lo toca y se rasca, y no le pica. Levanta la vista y mira por primera vez al público como escondiéndose y retrocediendo, seguro de que alguien comienza a odiarlo. A punto de irse de escena toma coraje y va hasta el frente y señala a alguien, elegido al azar ¡¿Qué tiene usted en la oreja? ¿Un asquito?
Hernán Lasque