Entrevista a Alejandra Franco |
Por Fany Postan |
Alejandra me recibió en su casa, a la que entré de a pasitos lentos intentando inútilmente no perderme detalles del camino. Nos sentamos en el rincón de una mesa que compartimos con algunas (otras) entidades de barro (porque algo de barro debemos llevar dentro, ¿no?) Tan cerquita del río. Conversamos sobre la cerámica como herramienta transformadora, con las manos embebidas en relatos y experiencias comunitarias y educativas que la ceramista y narradora nos compartió.
– Me fui a vivir años a Mar del Plata y me quería volver porque hacía frío y había un mar, no había río. Cambiaba mi concepción del universo, porque lo estaba viendo de un lado que no me resultaba cómodo. Pero esa incomodidad que sufrí en otro lado hizo que cuando vuelva diga “este es mi lugar, ¿qué voy a hacer?”. Es un punto donde voy, salgo, vuelvo… Me di cuenta de que había una riqueza impresionante en este lugar, desde donde yo podía llegar a transmitir a otros lugares. Eso es lo que tiene de interesante la artesanía, que siempre está relacionado con el espacio. Vos ves un movimiento artístico que se da en la década de, en tal siglo… la artesanía puede ser eterna, si bien evoluciona también, porque de eso se trata, pero siempre está muy ligada al espacio. En la artesanía podés decir “esto es del norte”, “esto pertenece al sur”. Siempre entramos en el dilema… Por ahí me preguntan “¿vos que sos artesana o artista?” Qué sé yo, yo estoy más relacionada con el material, yo soy ceramista. A veces estoy en una feria vendiendo, a veces hago una muestra en un salón. En mi taller soy artista, como es un artesano dentro de su taller, porque el proceso creativo es el mismo, no hay mucha diferencia. Si no hay contenido no tiene sentido. Por eso la artesanía está medio bastardeada como una cosa utilitaria y nada más. Yo soy una defensora de la artesanía porque me siento parte de ella como me siento parte del arte en general. Siempre pienso en el arte como una sola cosa. Estimulamos la mente que va por distintos caminos, se va bifurcando, pero lo ves desde arriba y lo ves como una gran red. De acuerdo a las necesidades de la época puede ser más política, más interpelativa, aunque siempre lo es el arte en general. Hay momentos en los que se calma y es solamente belleza. Está muy atravesada por otras cosas: música, paisaje.
– Escuché algunas entrevistas que te han hecho (en las que decís cosas muy bellas) y percibí en tu relato un vuelco comunitario. En una de ellas hablás de un proyecto en el que iban en tren a pueblitos. ¿En qué año fue? ¿Querés contar de qué se trataba?
-2008, 2009 o 2010. Esa vez el Consejo Federal de Inversiones hizo un convenio con el Gobierno de Entre Ríos y largaron un programa que se llamó “Identidad entrerriana”. El responsable fue Alfredo Ibarrola, que era músico y empezó a visitar a distintos artistas que tenía como conocidos. Una cosa parecida se había hecho en 2003. Esto fue un poco más groso porque empezaron a entrevistar a hacedores de la cultura, entre ellos artesanos, artistas, recopiladores, gente que se encargaba de los archivos de distintos pueblos, todo eso que hace a la identidad del pueblo. Identidad es siempre una búsqueda, es más dinámica de lo que uno piensa. Creo que se trata de ir buscando por determinado camino con lo que venís trayendo de atrás. Yo primero presenté un proyecto que se llamaba “Recuperación de las arcillas locales en función de la cerámica”. Me encontraba con que quería modelar y me quedaba ir a comprar arcilla a una librería. Entonces empecé con la historia de investigar qué arcilla había en cada uno de los lugares. Duró 6, 7 meses que trabajamos con Federación, Ayuí, Concordia y un par de lugares más. En la siguiente etapa presenté junto con “Tucho” (Oscar Salarí) un trabajo que se llamaba “Leyendas del Litoral”. Yo soy una recopiladora de leyendas y cuentos folclóricos, entonces seleccione 4 cuentos, todas tenían un sentido por las cuales yo las elegía. Y en base a eso se hizo un libro digital donde había un personaje y una canción relacionada con el paisaje. Todas las canciones estaban relacionadas con músicas del Litoral, eso estaba clarísimo cuando empezamos a hacer el trabajo. Así que se invitaron a músicos que fueron Diego Perichón, Irene Meichtry y David Chorne. Yo venía trabajando hace tanto tiempo con el tema, porque doy talleres barriales y si hablo con niños yo ando averiguando. Entonces “Tucho” me dice: “tirame una onda de cada uno de los personajes, algunas características para que los gurises puedan armar algo”. Me senté a escribir las cuatro canciones y así salieron, luego les fue muy fácil a ellos encajarlos dentro de los ritmos musicales, una es un chamamé, otra es un rasguido doble… Un trabajo muy lindo hicieron. Con ese personaje que es el Carau, que está relacionado con la muerte, con la madre, con la culpa, hicieron un coro épico. La otra es una chamarra, una iguana que es tan haragana que no quiere coser una mantita que tenía… se muere de frío, se termina abrigando en un tronco porque estaba tan rota ya que era un montón de agujeros unida por un hilo… y el creador, dios o como quieras ponerle no puede dejarla morir, entonces al amanecer la transforma en iguana y ella sale buscando el sol mañanero. Son recursos que por ahí utilizo en el taller, si no quieren hacer algo les digo “acuérdense de la iguana”. Mis clases siempre están relacionadas con lo mitológico, las leyendas, los folklores. No soy escritora, no tengo nada que ver con eso, lo que me doy cuenta es que soy narradora. El último trabajo que hicimos de los humedales está basado en un cuento folklórico. Pero a los cuentos los adapto a lo que necesito, con un lenguaje parecido al de Entre Ríos o con ese costumbrismo que me gusta incorporar. Yo siempre pienso en función a escuelas primarias, te juro. Me imagino a un docente trabajando con ese material, ¿qué es que me pique el bagre? Busquemos, preguntale a tu papá qué significa esa expresión que seguro que la tiene. Trato de mechar ese tipo de costumbrismo para que se investigue esa parte. No es solamente que queda lindo o queda divertido. Me encantaría que el docente tenga herramientas para trabajar con ese tipo de cosas, no es que no haya, porque hay maravillosas, espectaculares, yo soy una ficha más dentro de todo ese juego. De hecho hay una de las muestras con las que recorro escuelas con Salto Grande. Llegamos, armo la muestra porque me interesa que el chico esté en contacto directo con la obra y la puede tocar, la puede recorrer, crear un espacio. No es lo mismo que si yo le llevase algo digital para proyectar, que también lo hago. Esta cuestión de “no se toca”… si le digo a un chico “esto no se toca”, cuando le de arcilla no la va a querer tocar. Por el placer de la contemplación, sin objetivos, sin intención de que después se les pregunte qué quiso decir. Mi narración es por el placer de narrar, después sacarán una conclusión o no, el placer de que te cuenten un cuento es maravilloso. Y después viene la parte del hecho mismo del modelado que fue el motor principal de haber comenzado a hacer esta muestra itinerante. He trabajado con nivel primario, secundario y terciario con la misma muestra. Hemos trabajado muchísimo en la escuela donde ha habido devoluciones: han hecho obras de teatro, han hecho un libro. Una nunca termina de saber el alcance que tiene, porque es concreto, es vivido, el gurí está ahí, está la obra, y luego la puede hacer. En general necesito que nadie se vaya frustrado del taller. Porque claro, aparece el “Ay, esto yo no lo puedo hacer”. Me paro adelante, les digo “Vamos a hacer dos pelotitas, un piquito”, un lenguaje súper simple. Y de ahí si le cambiamos el pico se dan cuenta de que puede ser un loro, si no, va a ser un tero y si no, va a ser un cardenal, depende la pata. Porque vos también hablás de eso, de cómo son las diferencias de los pájaros. Yo trabajo desde materno hasta terciario, me entendés, trabajamos desde el mismo lugar. Hasta en escuelas especiales. Me dicen ¿vos cómo llegás? Si te quiero mostrar algo, de alguna forma tengo que llegar a comunicarme con vos, será por lo visual, será lo sonoro, y los resultados serán fantásticos. Y no estoy hablando de resultados… Yo lo que quiero es que modifiquen una materia. Y el hacedor diga: “Esto es un pájaro.” Y el que está viendo diga: “Ah, esto es un pájaro.” Mejor, peor, eso no me importa, eso se aprende con la técnica, el que quiere ser ceramista que lo haga. Lo que me interesa es que si vos podés modificar un pedazo de barro, vos tenés la capacidad de modificar la vida. Porque si a vos nadie te dijo “mirá que con este pedazo de arcilla si haces así hacés algo bello”, vos vas a pasar por al lado de una obra y no te va a importar, porque no conocés la génesis. Encima que lo puedo hacer yo, a mí me parece fantástico. Ojalá yo hubiera tenido cuando era chica esos talleres gratuitos en los barrios donde digas “bueno, voy acá en mi barrio, no me pueden mandar al centro pero hay un espacio comunitario, alguien que me estimula, me enseña, me provoca…”
– Qué interesante esto de transformar la materia, una forma especial de relacionarse con la vida, distinta a recibir lo dado.
– Hay una de las cosas que les digo: “¿Quieren saber cuándo es arcilla? Cuando van caminando después de llover, pisan y se les pegotea en el zapato, eso es arcilla. Si está muy seco y ustedes saben que en ese lugar hubo un charco, y ahora ven que la superficie quedó como craquelada, eso es arcilla. Júntenla y pónganle agua. Puedo asegurar que esos gurises nunca más vuelven a pisar de la misma forma un espacio sin decir si hay arcilla o no hay arcilla. Después si la levantan o no… pero eso ya queda instalado. Me preocupa mucho que no se utilice la arcilla porque ensucia. Me jode. Se termina usando arcilla blanca. Yo la uso. Porque más vale, acá no hay nadie que te prepare la arcilla y cuando vos tenés una escuela con 600 alumnos se compra arcilla blanca porque es más práctica. Pero la arcilla roja tiene otra cosa, porque ya tiene color. Lo dejás así y ya está, no necesitás pintar nada más. Sin embargo, como la gente tiene arcilla blanca porque no pudimos salir a juntar arcilla, tratamos de trabajar con textura, pero no es lo mismo que la arcilla roja. Cuando me toca dar taller llevo arcilla blanca, pero después les llevo potes de arcilla líquida para que pinten. Encima con todas las variantes que tiene un color de arcilla… Está bueno decir que no son todas iguales, que tienen distintos colores, que se puede salir de la arcilla solamente para modelar, también sirve para pintar. Tenés el amarillo, el rojo, el negro, después te quedará comprar un azul, y blanco también tenés.
– Me llevás a pensar en dos cosas… Por un lado el vínculo con la materia, que viene del suelo, que es natural y que no lleva procesos contaminantes, siendo un arte en armonía con el entorno. Y por otro lado la autonomía que eso da…
– Yo he trabajado en distintos programas. En uno de ellos me tocaba a través de un taller reunir a las personas, por ejemplo iban abogados, gerontólogos, gente que se dedicaba a la salud, y así se llegaba con camiones de anteojos… Era en trabajo muy conjunto, muy interesante realmente. Cuando se cayó, vos te preguntás por qué se rompe este tipo de cosa. Ahí vos te das cuenta cómo es una forma de desintegrar, no basta con que no siga sino directamente romper todo. No sé, cambialo, mejoralo, pero en el 2015 se terminó de trabajar a full y después el programa no salió. El objetivo era sobre todo trabajar con mujeres, mayores de 12, 13 años, enseñar a hacer cazuelas, ollas. Y siempre investigar las arcillas del barrio, porque sino estamos en la misma, si no sabés de dónde sacar o cómo reconocer una arcilla no tiene mucho sentido. Y otra de las cosas era enseñar a armar un horno y a que horneen. Dejar todo el proceso. En muchos quedó trunco, armamos el horno y nunca pudimos empezar a hornear porque se cayó el programa. En algún momento seguramente se volverá a hacer porque es muy interesante. Cuando vos enseñás a trabajar así, de forma pragmática, decís bueno primero se busca la arcilla, cómo se la prepara, se busca los antiplásticos naturales que tienen que utilizarse, se construye de tal forma. Y después hornear. Vos tenés que saber hornear, sino no sos ceramista, no cierra. Yo en la parte estética no me meto porque no quiero influenciar a nadie bajándole línea, porque necesito justamente que en eso que están haciendo haya algún tipo de expresión. Después acompaño, cuento, muestro material. ¿Qué influencia tiene el río hoy en mí como lo tuvo en su momento en los pueblos originarios?
– La cerámica es fantástica, porque es un material que se produce mucho, se rompe mucho y se vuelve a hacer. Y todo el tiempo lleva información. En arqueología encuentran un pedazo de cerámica y sacan una información terrible, porque se hace análisis del material, si la arcilla es de por ahí cerca. La arcilla es la parte plástica del material, y se le pone un antiplástico. ¿Qué quiere decir esto? Como la cal y el cemento, no podés hacer una pared con cal porque se te rajaría, o con cemento solo. Es una combinación. Las arcillas son un 70 % y un 30% del antiplástico, que puede ser arena, conchilla de río, paja, una cantidad de cosas. Entonces los tipos tienen información. Ni te digo si están intervenidas con incisiones, por eso es tan importante, porque ven los movimientos de las distintas culturas o las influencias que tuvieron. De golpe encuentran en plena cordillera una vasija con unas flores con una cuestión selvática nazca, se dan cuenta de que hubo intercambio. Cómo se movían, cómo entró la cerámica a América, se habla de si son pueblos cerámicos o pre-cerámicos. Entonces la cerámica es maravillosa porque tenés el estudio del suelo y la parte artística, en América Latina el soporte era cerámico y también tejido. La vasija servía de escenario, eran zoomorfas, representaban seres, y eran soporte para pintar. Se utilizó muchísimo en la cerámica precolombina como lenguaje, como reunión de una cultura determinada, en la transmisión a través de la cerámica de la relación del hombre de ese momento con su entorno, con su cosmovisión.
– ¿Qué enseñanza nos puede dar la cerámica sobre cómo relacionarnos con el suelo, en un momento crítico en la relación que tenemos la humanidad con la tierra?
– Yo tengo un problema con el tema de la recolección de arcilla, por eso ando buscando por todos lados. Por ejemplo, el banco arcilloso del cual yo me proveo de arcilla está entre medio de una ciudad. Se encuentra en la Bianca. Hasta el momento nadie construyó pero es un espacio que está listo para que construyan un barrio. Y esa arcilla se encuentra solamente en ese espacio porque es una arcilla que se llama de sedimentación, que fue arrastrada por los ríos, la depositó el rio, se retiró y ahí la dejó, te estoy hablando de hace miles de años. Vos cruzás el barrio de La Bianca que es donde yo viví desde los 15 años hasta que después me fui, pero no hay arcilla dentro del barrio. Todos los pozos habidos y por haber que se abrieron yo los recorrí. Está solamente ahí. Y yo estoy preocupada porque digo, ¿qué hago? ¿me voy con un camión, junto la arcilla y me la quedo? Y no. Porque yo sé que van a construir ahí, entonces ando haciendo la investigación de los lugares, de última terminás comprando de una cantera que viene del sur que cada vez es más grande el hueco, que está perjudicando a la gente de ahí. Lo que pasa es que es un material que es bastante, toda la tierra está cubierta de arcilla en distintos estratos, no es que se va a terminar, lo que pasa es que arriba la están pavimentando.
– ¿No se sigue produciendo por procesos naturales?
– Mirá, la arcilla tiene millones de años para construirse, es un mineral que su roca madre es un silicato de alúmina hidratado, ese es el nombre químico, y es de donde se empieza a desprender el caolín. Después se va combinando con distintos materiales. Aquí se combina con la arcilla roja porque tiene dióxido de hierro, en otros lados se combina con otros materiales y va cambiando, un proceso de millones de años. No se va a terminar porque todo el planeta está cubierto. Imaginate venimos trabajando hace 30 mil años con ese material. Las primeras cerámicas que se registran son de hace 30 mil años, si bien su evolución más concreta fue cuando el hombre se asentó y empezó a producir cerámica de manera utilitaria, no ya tan simbólico como eran las primeras construcciones, de sus primeras divinidades. Y de ahí acompaña al hombre en toda su evolución. Y en cuanto al entorno, a mí me re contra preocupa porque hay lugares donde esa arcilla está contaminada, hay ceramistas que tienen ese tipo de arcilla en su lugar y no lo pueden usar porque tienen problemas tóxicos en las manos. No pasa solamente con la cerámica, pasa con otros materiales, por ejemplo gente acá en Entre Ríos que trabajaban con chala de maíz tuvieron que dejar de trabajar porque estaban fumigadas. La artesanía pasa por esa misma crisis en cuanto a los materiales naturales.
– En ese sentido siento que el hecho de entrar en contacto con el material, en la infancia pero también en la adultez, amplía la sensibilidad…
– No se respeta nada que no se conoce. La historia del baile de los animales en los humedales surgió porque qué le vas a decir a un gurí, “la liebre no sé qué“, “¿qué es eso? No lo conozco”. ¿Por qué no voy a matar a un pájaro? Si está bueno… ¿O cazar pájaros, para venderlos? Creo que hay una forma, a través de un cuento que aparentemente no tiene nada que ver con decir “no matar un pajarito”, pero que tiene un personaje, una lechuza un carancho… Indirectamente hablás de ecología, de equilibrio, de todas las cosas, a través de lo que vas haciendo, sobre todo en esa parte que me gusta mucho que es la relación con los niños. Me encanta, hasta te digo, mucho más que con los grandes. Me da la sensación de que los grandes estamos muy construidos para deconstruirnos… cuesta. Sin embargo, ellos están abiertos a todo ese tipo de conocimiento. “Gurises, ¿por qué hay tanto papel en el patio? Pongámoslo dentro de una botellita que a alguien le sirve de ladrillo. No puedo dar clase de ecología pero si sentido común, nada más, porque no lo estás haciendo solamente con el niño, lo estás haciendo con adultos, docentes, cocineros. Daba clase en una escuela donde tenía comedor. Me daba una cosa cuando se tiraba comida arriba de papeles… Digo, papeles por un lado y comida por el otro, que lo pueda comer un chancho. Esa pequeña cosita nomás de separar, yo ya creo que si empezás de chiquitos lo hacen mejor que los adultos que ya tienen la costumbre de meter todo en un mismo basurero.
– Trajiste una palabra que me aclaró una idea que vengo hilvanando: “desintegración”. Cuando hablaste del programa en el barrio…Hace dos noches me desperté 3 am. con una sensación muy clara de que se habían desintegrado muchos lazos comunitarios, desde que yo soy chica hasta ahora. Como si me hubiese despertado después de mucho tiempo, percibo que ese mundo ha cambiado… que hay algo comunitario que pareciera en desintegración.
– Cuando entro a un barrio, primero y principal, no voy a enseñar nada, voy a adquirir conocimiento, ¿entendés? Voy a intercambiar conocimiento. Yo sé hacer esto, esto es lo que tengo que enseñar. Vos enseñame lo tuyo. La gente no está vacía. Yo voy a… no, yo no voy a nada, voy porque necesito trabajar, es mi trabajo, alguien me lo paga. Tengamos las cosas en claro, yo no voy a solucionarle el problema a nadie, voy a decirte: “Mirá, esto está bueno, es lindo, no tengo necesidad de estar dependiendo si alguien me toma…” Lo que pasa concretamente en los barrios: vos terminás siendo ama de casa, que está perfecto, no estoy haciendo una valoración, solo describiendo, o, cuando no tenés una preparación formal, terminás cuidando a los gurises, trabajando en casas de empleada doméstica o en la prostitución. Entonces vos lo único que decís es “che gurises, miren se puede hacer cerámica, esta cazuela está $800”. “¿Eh, qué, cómo?” Estás en tu casa, armás la producción o simplemente comes en una cazuela en tu casa, no tenés que estar yendo a comprar un plato de vidrio horrible transparente. Porque los objetos tienen lenguaje, no es lo mismo, por algo uno quiere comprar esa fuente y no otra, porque si es por lo funcional agarro un pote de helado y ahí hago la ensalada.
– ¿Y las casas de barro?
– Ah bueno, ese tipo de construcción. Yo te voy a contar. Uno de los barrios en los que trabajé se llama Mendieta. Para poder llegar tenía que entrarme alguien, serían 3 km a pie. Se había armado una comunidad donde cada uno cumplía una función diferente. Yo fui a la referente del barrio que era una mujer espectacular, porque era referente de hecho, su marido trabajaba en las quintas todo el día, quedaba dos o tres días sola y le gustaba reunirse abajo de la parra con todas las otras mujeres a hablar de lo que sucedía, la problemática de cada una. Un trabajo maravilloso. Entro primero y principal sin ningún tipo de… vengo a escuchar la reunión, de a poco. Es como cualquier cosa. Por eso los programas a veces son buenísimos pero el material humano con el que se llega no está bueno. Acá no es una cuestión de estudio sino de empatía con las personas de donde vas, que no son más ni menos que vos, somos el otro, al cual hay que respetar, nada más. Una de las señoras tenía muchos problemas y era a quien más se asistía. Y una de las cosas era que ella quería era voltear su casa de barro porque la casa de barro está asociada con la pobreza. Entonces no es fácil cambiar el concepto. Mi abuela tenía casa de barro y lo primero que hizo fue hacerla de ladrillo, porque eso le daba cierto status. Entonces ahora lo que hay que hacer es un trabajo profundo, saber que la casa de barro puede ser linda, bonita, no es el rancho donde se te juntaban los bichos, saber que se puede bruñir una pared y que te quede lisita. Para esto tiene que haber un programa de construcción de casas de barro, que sea de auto-construcción y que las mujeres podamos participar de eso. Hasta hace no mucho tiempo el hombre es el que hacía. La mujer ayudaba a hacer la mezcla. Y acá la mujer tiene que decidir: quiero que mi cocina tenga un ventanal así porque yo allá veo que los gurises están jugando, ¿entendés? Sería fantástico, pero tenemos primero que cambiar el concepto, mostrarle la casa soñada de tanta gente que se autoconstruyó, que podés reciclar. Si te querés hacer una casa lo primero que tenés que tener es una movilidad para ir juntando eucaliptos, piedras, arena. ¿Cómo puede ser que se esté viviendo en una pieza toda amontonada, cuando las casas de barro son cálidas, frescas? Ojalá pueda participar en algún proyecto. Y hablo de la palabra pobre como se hablaba antes. Ahora le dan tantos nombres para disfrazar la pobreza. “Marginales”… No son marginales, porque dentro de su comunidad lo viven como yo vivo en mi comunidad, seguramente yo sea marginal para otra clase. Ahí está lo que hablábamos recién de lo comunitario, el pertenecer a un grupo y saberse que pertenecés, sos marginal para el otro pero no para tu vecino con el que te juntás a tomar mate. Al Barrio creo que hay que entrarle desde otro lado, no llevando las ideas sino viendo cuáles son las necesidades.
– Sabiendo que hay conceptos, como este de “lo marginal”, que pueden ser sociológicos y vienen de un sistema de ideas más grande, de un centro hacia afuera. Si nos han traído ideas…
– Pero por qué, porque esta todo en función de un sistema capitalista. “Tenés que hacer el secundario porque sino no vas a poder ser cajero de supermercado.” ¡Enseñame un oficio! Siempre fue muy importante, por qué si yo quiero ser electricista como es mi viejo pero mejor, entonces yo tengo que tener un lugar donde desarrollar eso. No quiero aprender literatura, por decir algo, hay materias que te pueden no interesar.
– Literatura europea…
– Siempre hablamos de la misma. No apreciamos la literatura de un barrio. Porque en todos los lugares hay artistas, eso te lo puedo asegurar. Y son la voz de ese barrio. Lo que pasa es que si no tenés éxito, si no llegaste a la televisión, no sirve. Pero me traen poemas… es el orgullo: él sabe escribir, y dibujar ni te digo. Los gurises en los barrios… cómo dibujan historietas, por ejemplo, que les encanta. Y claro, tal vez no sea famoso como Mendoza (Daniel, historietista), pero es la expresión de su barrio. Cuando tienen que vestir a la gurisa cuando vaya a actuar. Cuando yo era gurisa criticaba a la madre, que para ir a actuar le compraba telas brillantina y se la pasa tejiendo. Después dije ¡Sí! ¡Es su forma de expresión artística! Cuando andas en el barrio tenés otra lectura de lo que se imagina que es un barrio, ahí nadie es marginal, es vecino del otro y nada más.
– Entiendo que es una cuestión de ideas, porque siempre pareciera que es un problema de plata. Me hace acordar a algo que dice la abuela Margarita, de México: “tanto nos hablaron de devaluación que nos la creímos”. Como si tuviéramos el espíritu devaluado. Nos dicen de afuera qué es la riqueza y la pobreza, y así obvio que vamos a ser pobres, porque es nuestro rol en el sistema mundial. Pero si nos ponemos a ver hacia adentro, hacia al lado, lo comunitario y barrial, nos construimos nuestra propia idea de riqueza. Una casa construida con los propios elementos, con las propias manos…
– Es fantástico. Pero tenemos que sacarnos la idea de que las casas de barro son de pobre, porque antes era, ya te digo por experiencia, mi abuela lo primero que hizo cuando tuvo una plata es ir a comprar ladrillos, siendo que el rancho que tenía era de adobe era más fresco. Pero bueno. Como esta mujer que le decíamos que el adobe está bárbaro, pero era de pobre… si querés subir tu status… Lo hacemos todos. Pero bueno, uno está equivocándose todo el tiempo, acertándole, reconstruyendo, peleándote con criterios que tenías en el pasado. Por ejemplo, el análisis que hago con respecto a las vecinas… en un momento estaba hablando del objeto, la vecina, pero después cuando va pasando el tiempo me doy cuenta de que la concepción que yo formé de esas mujeres es más profunda, no es tan simple. Salieron, y salieron en un momento de desesperación económica y de no querer ponerme a hacer otra cosa, porque yo quiero hacer esto y quiero vivir de esto, que lo conseguí. Yo por eso estoy super contenta.
– ¿A dónde te llevó esa reflexión sobre las vecinas?
– Creo que tiene que ver también conmigo misma, con haber transitado una vida y poder llegar a ese tipo de persona, que pases distintas crisis pero que en definitiva cuando termines digas “estuvo bueno”. No es casualidad que yo no haga esas mujeres llorando, que podría haberlas hecho. Esas mujeres son empoderadas, esas mujeres tienen toda la fuerza que tuvieron en la generación de mi mamá, y de una generación anterior, que vinieron muy maltratadas. Yo estoy en el medio de esas generaciones y la de ustedes, que encontraron un escalón más arriba con respecto a la cuestión del género femenino y de géneros no tan binarios. Pero yo estoy hablando de lo que significó para mujeres de esas generaciones, mujeres o abuelas que no tuvieron maridos, mujeres violadas por sus patrones, como fue el caso de mi biseabuela. Violadas por las diferencias culturales, sociales y económicas que tuvieron, donde vos estás trabajando y capaz que te enamorás del patrón, pero es una violación, porque hay desigualdad. Donde tuviste un hijo o te echaron o se quedaron con tu hijo o seguís siendo la mujer que le das de mamar pero te lo crían otros y le ponen un nombre. Yo vengo de historias así, de mi bisabuela, y hablando con otras mujeres a las que les ha pasado de no saber de dónde viene el padre. Todo eso hace que estas mujeres la hayan peleado, trataran de construir familias, como fue el caso de mi mamá, que también tuvo sus historias. Porque convengamos que mi mamá, para llegar a ser una de esas mujeres, se bancó muchas cosas que tal vez nosotras no nos bancaríamos. Me parece que desde ahí vienen esas mujeres que día a día me recuerdan quién soy.
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