Pasacalles –luz y fuerza
somos todos– atraviesan paseo colón.
Se ven las banderas
de las columnas sindicales
cortar el cielo como el cielo
las corta a ellas.
Recién abajo de la autopista
a la altura del gomero de defensa
se aquietan los redoblantes.
Exactamente un año atrás
caminamos desde plaza de mayo
hasta parque lezama
desde un acto del pts
a uno del partido obrero.
Aparte de ellos, ese día
no había manifestantes. En la feria
vimos adaptadores, picaportes…
y te escuché por primera vez
la idea de vivir en esta ciudad.
Hoy no hubo discursos
de unidades marxistas
las calles se llenaron del humo
de las parrillas que se agolpaban
sobre ambas veredas
de independencia y belgrano.
Vos debés estar acá
en otro barrio, muy lejos
de los tambores y las tacuaras
y muy lejos también
de los festejos de la semifinal
–cuando por sobre los gritos
los bombos y los pregones
que ofrecían cerveza tibia
escuchamos el ruido seco de uno
que dio la cabeza contra el piso
después de caer desde un cartel
y nos pareció difícil que pudiera sobrevivir.
Manuel Díaz (Rosario, 1993)